Ya sabemos cómo vamos a volar mientras convivamos con el coronavirus, según el protocolo de la Agencia europea de Seguridad Aérea.
Lo primero será garantizar que estamos sanos y podemos volar. Así, a través de un mensaje de las aerolíneas confirmaremos nuestro estado de salud.
Ya en el aeropuerto será obligatorio el uso de mascarilla y no podremos entrar acompañados, salvo en caso de discapacidad o movilidad reducida. Además, se realizarán controles de temperatura y se limitarán las aglomeraciones, con facturación online y reduciendo al máximo el equipaje de mano.
"Lo más importante es la distancia mínima de seguridad de metro y medio. La toma de temperatura o la reducción del equipaje de mano no elevan de forma significativa la seguridad y la salud de los viajeros", argumenta Enrique García, portavoz de la Organización de consumidores OCU.
Una vez en el vuelo será obligatoria la mascarilla y habrá que cambiarla cada 4 horas. Además, se limitará el servicio a bordo, se evitarán las colas en el baño y se intentará guardar la distancia de seguridad cuando sea posible.
Desde el sector creen que la suma de todas estas medidas será lo más eficaz. "La responsabilidad de los pasajeros más la propio naturaleza del avión con los filtros de aire son medidas en principio más garantes que el bloqueo de asientos", apunta Antonio Escobar, portavoz de SITCPLA.
Un argumento que rechazan las asociaciones de consumidores. "La existencia de filtros HEPA y las mascarillas aportan menos seguridad que la distancia entre los viajeros", afirman desde la OCU.
Ya en tierra tendremos que hacer una declaración jurada de nuestro estado de salud y se nos tomarán los datos para hacer un control de seguimiento.