Un amigo personal y la secretaria del exvicepresidente de los árbitros Enríquez Negreira se encargaban de retirar parte del dinero que recibía del Barça en cheques al portador. Al menos cada tres días, aunque hubo épocas que lo hicieron a diario y en importes que no superaban los 3.000 euros.

Su secretaria confirmó a los investigadores encuentros de Negreira con Bartomeu: "Recuerda que el señor Bartomeu estuvo en una ocasión en el despacho hablando de fútbol con el señor Enríquez". Pero no recuerda que el ex número dos de los árbitros trabajara en la redacción de ningún informe, de acuerdo con el sumario del caso: "preguntada si en alguna ocasión vio que el señor Enríquez trabajara en la redacción de algún informe o sobre la grabación de algún disco, dice que no".

Enríquez Negreira cobró, pero no aumentó su patrimonio, según Hacienda. A diferencia de su hijo, Javier Enríquez, que en sus escritos señalaba así a uno de los árbitros: "Es frío y distante en sus gestos y trato", "permite pequeños forcejeos en medio sin pitar".

A los cheques que recibía del Barça, Negreirasumó el cobro de una pensión: 1.240 euros mensuales por una lesión en la columna y un traumatismo craneoencefálico que le habrían provocado un trastorno de personalidad y un principio de demencia, según un informe de la Seguridad Social: "le causan una incapacidad permanente en grado de absoluta". Esta dolencia no impidió que siguiera cobrando del Barça.