En el valle de Cuelgamuros se han contabilizado los restos de más de 33.000 personas que murieron durante el franquismo, de hecho la mayoría fruto de la represión. Muchas de ellas llegaron procedentes de fosas comunes de toda España que fueron abiertas sin permiso y por orden del dictador Francisco Franco. Estos restos fueron trasladados hasta allí en cajas, mezclados y sin ningún orden. Un despropósito que llenó ocho criptas distribuidas por toda la basílica.

Hace décadas los cuerpos de miles de personas fueron abandonados en las criptas que se ven en las imágenes que acompañan a estas líneas. Fue a través de un decreto que firmó Franco con el fin de iniciar la construcción del Valle de los Caídos en abril de 1940, pensando en los suyos.

En un primer momento, el dictador pretendía crear un símbolo de exaltación de su régimen, pero los planes cambiaron. Finalmente, dio orden de guardar los cadáveres de miles de republicanos que murieron, así como de los esclavos obligados a participar en su construcción.

Jaume Vilella participó en este traslado y en noviembre de 2017 contó a laSexta Columna lo que les dijeron: "En el Valle de los Caídos tenían que estar depositados todos los que hubieran muerto en la Guerra Civil". Vilella también relató que "había que obedecer en el sentido de que era una orden que venía desde la superioridad", aunque admite que "por gusto no lo hubiera hecho".

Los restos se guardaban de forma individual o colectiva en cajas de madera que se abandonaban en las criptas. Las víctimas republicanas llegaban allí desde de otras fosas comunes repartidas por distintos puntos del país. Más de 33.000 víctimas de la Guerra Civil descansan allí divididos ocho en criptas, miles todavía sin identificar en un lugar que Franco inauguró en abril de 1959 con miles de personas como testigos y que pasó a convertirse en la fosa común más grande de España.