Nueva jornada de disturbios en una ciudad española por las protestas contra el toque de queda. En esta ocasión, más de un centenar de manifestantes han provocado altercados en el centro de Madrid, donde han quemado contenedores y han utilizado vallas para cortar la Gran Vía. La noche ha dejado 32 detenidos y 12 personas heridas -tres de ellas policías-, aunque ninguno de los heridos reviste gravedad.

Según han informado fuentes de Emergencias Madrid, además de los nueve ciudadanos se atendió a dos policías nacionales y a un policía municipal. Pasadas las diez de la noche, los agentes de seguridad desalojaron la Puerta del Sol, donde estaba convocadas una manifestación bajo el lema 'Salimos a la calle, el pueblo está cansado'. Ante esta situación los asistentes trasladaron su protesta a la Plaza de Ópera donde se concentraron más de un centenar de personas con lemas contra el Gobierno de Pedro Sánchez.

Fue entonces cuando se dirigieron a Gran Vía en un recorrido por las calles madrileñas en el que los manifestantes también han roto cristales de establecimientos y finalmente la policía ha tenido que cargar para dispersarlos a la altura de Plaza de España tras haber recibido lanzamiento de objetos y piedras. Con la excusa de protestar contra el toque de queda, los manifestantes han generado unos disturbios que parecen planeados, ya que, según informa la reportera Marta Rey, uno de los jóvenes confesaba que había "recorrido 100 kilómetros para darse de palos".

Además, la Policía Nacional ha encontrado productos químicos y dispositivos con la intención de ser arrojados a modo de cóctel molotov en el escenario donde se produjeron los disturbios. La Delegación del Gobierno en Madrid tenía constancia de esta convocatoria en redes sociales pero no se había comunicado la misma al departamento de José Manuel Franco. Este dispositivo policial tiene como objetivo evitar que se produjeran los mismos altercados que se han reproducido en varias ciudades españolas.

Los altercados se suman así a los vividos en otras ciudades,la última de ellas Málaga, donde, en el barrio de Huelin, se han volcado contenedores y se han lanzado objetos contra los agentes. También en Logroño, donde se registraron más enfrentamientos, barricadas mediante, entre los manifestantes y los antidisturbios. Un día antes se habían dado también momentos de gran tensión en Gamonal (Burgos), donde también se cortaron carreteras y se destrozó mobiliario urbano, y en Barcelona, ciudad en la que se vivió una auténtica batalla campal.

Pedro Sánchez: "La conducta violenta es intolerable"

No han tardado en llegar las reacciones políticas a estos sucesos. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha tachado de "intolerable" la conducta "violenta e irracional" de grupos minoritarios: "La conducta violenta e irracional de grupos minoritarios es intolerable. No es el camino",ha escrito el presidente en su cuenta de Twitter. Ante esto, Sánchez ha apelado a que solo "desde la responsabilidad, la unidad y el sacrificio" se logrará vencer a la pandemia que asola a todos los países.

Por su parte, Pablo Iglesias ha ido más lejos y ha acusado a la "ultraderecha" de promover dichos disturbios "tirando la piedra y escondiendo la mano". El vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 ha denunciado los hechos a través de su cuenta de Twitter: "En Italia lo llamaron 'strategia della tensione'. Para entender el contexto de los disturbios que promueve la ultraderecha tirando la piedra y escondiendo la mano, lean a José Manuel Martín Medem".

En estos términos también se ha expresado Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha condenado los altercados ocurridos en Madrid y otras ciudades: "Los que siembran el caos en las calles no son los más vulnerables al virus, ni los que luchan por ganarse la vida. Son grupos organizados que buscan sacar tajada del miedo y de la situación". Y ha añadido: "La vida y la libertad se defienden cumpliendo las leyes".