La próxima excursión de Pablo Iglesias a Lledoners tiene soliviantado al Partido Popular. "Iglesias es un crack, es el puto amo, porque realmente es el que dirige la política española y ya es surrealista que en este país se negocien los Presupuestos en la cárcel", ha explicado Fernando Martínez-Maillo, diputado del PP.

En el PSOE se alegran con ironía de ese 'amor' de Maíllo por el líder de Podemos. "No valoro lo que dicen personajes como Maillo. Iglesias es nuestro socio prioritario", se ha limitado a decir la portavoz de los socialistas en el Congreso, Adriana Lastra.

Pero tampoco gusta en Ciudadanos que entre barrotes se decida el futuro de los Presupuestos Generales del Estado. "Que dependan de un vis a vis es una humillación a los españoles", ha afirmado el presidente de la formación naranja, Albert Rivera. Es más, el propio Gobierno no termina de digerir el protagonismo que está reclamando Podemos.

"Cada uno es libre de hablar con quien quiera, pero la paternidad de estos Presupuestos es del Gobierno", ha afirmado el ministro de Agricultura, Luis Planas, en declaraciones a la Cadena SER. Para terminar de enrarecerlo todo, Josep Borrell relativizó las amenazas independentistas. "¿Cuánto se juegan a que ahora mucha bravata, pero a la hora de la verdad lo votan?", afirmaba el ministro de Exteriores en el Congreso.

Horas después, en el Congreso han llegado en tromba las respuestas de los grupos independentistas. Tardá, Campuzano o Rufián han criticado con dureza las palabras de Borrell. "Es más chulo que un ocho y sigue haciendo de militante de Sociedad Civil Catalana", ha cargado el diputado de ERC en el Congreso. Precisamente, es Pablo Iglesias el que trata de apagar el fuego, pero a su manera

"Creo que tiene un poco de mal genio, y nos vendría bien a todos si lo moderara. La gente está cansada de tonos chulescos", ha lamentado el secretario general de Podemos. Pero de nuevo los protagonistas han sido esos tonos.