Alberto Garzón desmiente que quiera liquidar Izquierda Unida, aunque deja la puerta abierta a cualquier cambio que se decida en la próxima asamblea en primavera: “Vamos a tener un debate muy participado sin miedo a debatir absolutamente de nada”.
Una respuesta contundente tras el terremoto político que dejaba ayer el titular del diario y que el propio Garzón matizaba de inmediato en su perfil de Facebook. Otros dirigentes apuntan también a la necesidad de refundarse pero con democracia interna.
Jose Luis Centella sentenciaba: "A mí me parece más un titular del 28 de diciembre, nadie va a marcar un debate, que es el de su propia reconversión que lo haremos con tranquilidad y sosiego".
Fuentes de la organización aseguran que se barajan múltiples opciones. Entre ellas la creación de un nuevo partido en el que se integraría a la actual Izquierda Unida como ya ocurrió con el Partido Comunista en 1986.
Un proceso que ya empezó en 2010 y al que Garzón ya hacía referencia tras conocer el peor resultado electoral de la historia.
El próximo sábado, el primer paso: se reunirá el máximo órgano de dirección para convocar la asamblea que decida su futuro.