El 25 de septiembre fue la primera vez que una iniciativa ciudadana animaba a rodear el Congreso. Culpaban a la clase política de "secuestrar la democracia" y pedían una nueva Constitución. Pero su protesta se encontró con las cercanías de la cámara baja totalmente blindadas.

Lo que comenzó de forma pacífica terminó en una auténtica batalla campal cuando algunos trataron de romper el perímetro de seguridad. La protesta nos dejó una imagen que quedará para la historia. La de Alberto, el camarero que se enfrentó a los agentes para proteger a los manifestantes que se refugiaron en su bar.

Cuatro días después, mismo escenario, mismas reivindicaciones, y de nuevo cargas policiales. El 25S terminó con 35 detenidos y 64 heridos, 27 de ellos policías.

El 23 de octubre se debatían en la Cámara Baja los Presupuestos Generales del Estado. La tercera convocatoria llenó los alrededores, y una vez más el Congreso se blindó con miles de vallas y agentes. Vallas que al final de la noche se llenaron de propuestas populares ante los recortes

En esta ocasión no quieren sentadas. 'Asedia el Congreso' llama a la resistencia pacífica pero lo más activa posible. Movimientos como el 15M se han desligado de esta convocatoria por considerarla violenta. Interior desplegará un dispositivo de 1.400 agentes ante el temor de que grupos antisistema intenten reventar la protesta.

El lema 'Asedia el Congreso' es bien distinto de anteriores convocatorias. Aquí se invita a la defensa activa y a romper los cordones policiales. Todo un enorme salto para lo que hasta ahora han sido convocatorias pacíficas. El objetivo es el mismo, pero bajo dos nombres diferentes, se esconde para algunos dos maneras de entender la protesta: 'Rodea' o 'asedio'.