La ciencia sigue intentando explicar por qué en algunos cuerpos el coronavirus no tiene efectos graves y otros enferman hasta morir. Un reciente estudio publicado por un consorcio de científicos y médicos afirma que cuando un paciente, en su mayoría de edad avanzada, se contagia, puede generar anticuerpos de carácter 'defectuoso'. Es decir, que en vez de proteger al paciente del virus amplian los efectos que tiene sobre él.

Ese efecto contrario es el culpable del 20% de las muertes por coronavirus. "Puede atravesar esa barrera. El virus se va replicando de una forma muy rápida, va cogiendo fuerza la infección y no da tiempo a que el organismo tenga una segunda línea de defensa, que es la inmunidad adquirida; el desarrollo de los anticuerpos contra el virus", ha explicado Jordi Pérez-Tur, investigador del IBV-CSIC.

Los trabajos del consorcio internacional de científicos se han realizado en más de 3.500 pacientes en estado crítico, y han logrado demostrar que el 14% de ellos tenía estos anticuerpos. Pero van más allá, y han observado que parte de los mayores de 80 años tenían ya estos anticuerpos antes de contagiarse.

"Estos anticuerpos se producen a lo largo de la vida. Con el envejecimiento, aumenta el porcentaje de la población que los produce", ha explicado Jordi Pérez-Tur en declaraciones a laSexta, donde ha añadido que son "una especie de consecuencia del envejecimiento que hasta ahora no nos habíamos dado cuenta de que existía porque nunca se había manifestado el problema".

Pero esto no solo sucede entre la población con edades más avanzadas; también las personas con enfermadades inmunológicas tiene una alta presencia de estos autoanticuerpos, motivo por el que este estudio es clave a la hora de seleccionar grupos de riesgo que pudieran necesitar una tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus; grupos que, por otro lado, ya se están estudiando ante una pandemia que parece no tener fin.