El Ártico se deshace por el cambio climático. Las temporadas sin hielo se alargan, lo que obliga a los osos polares a pasar más días en tierra.

Con las focas fuera de su alcance, encontrar ahí comida para los osos no les es tan fácil. Y lo poco que encuentran no es suficiente: llegan a perder un kilo cada día.

El calentamiento global ha provocado que sus veranos sean cada vez más largos, de 100 a 130 días y menos árticos por lo que pasan más tiempo, en tierra firme. Esto afecta directamente a su alimentación. Sin focas para comer, su dieta pasa a basarse en bayas, huevos y en el mejor de los casos, cadáveres de aves.

La coautora del estudio y del servicio geológico de EE.UU., Karyn Rode, ha explicado a La Sexta que "Los alimentos, en particular los que conseguían cuando estaban en tierra, tienen un contenido calórico bastante bajo, y los osos tienen que gastar energía para obtenerlos". Cuenta también que los osos "tienen que emprender largos caminos para conseguir algo de comer, un gasto calórico que según un estudio en el que han seguido a 20 osos polares en época estival ha revelado que 19 de ellos perdieron 21 kilos en tres semanas".

Con el Ártico perdiendo cada vez más hielo, el riesgo para los oso polares es morir de hambre.