Hasta las rodillas de estiércol es la forma más gráfica de expresar frente a la Cumbre del Clima cómo está la cosa.

"Estamos en la mierda. La situación es desesperada y queremos mostrar cómo de urgente es la situación", ha denunciado Marta Betes, de Extinción Rebelión España.

Junto a ellos, 12 activistas colgados a las puertas de Ifema. Uno por cada mes restante para la próxima COP. Una imagen más para expresar que el tiempo se acaba.

"Defendemos que se acabe con esto esto y que se tomen medidas porque de esto depende la vida de muchas especies", ha alertad Carlota, de Extiión Rebelión España.

Apuntan a la Presidencia de la Cumbre

Malestar compartido por las ONG que asisten a la cumbre. Señalan directamente a la Presidencia chilena.

"La Presidencia está escuchando más a países grandes que no quieren hacer nada, en lugar de a los más vulnerables", ha lamentado Jennifer Morgan, directora ejecutiva de Greenpeace Internacional.

Las críticas al descafeinado borrador chileno han llegado también de los 27. "El nivel de ambición debe ser mayor", ha subrayado Krista Mikkonen, representante de la UE y ministra de Medio Ambiente de Finlandia.

Demandas que fuerzan a la Presidencia de la Cumbre del Clima a presentar un nuevo texto más ambicioso. "Ambición para la mitigación, para la adaptación al cambio climático y ambición para la implementación", ha indicado Andrés Landerretche, coordinador de la Presidencia de la COP25.

Lo que exige Europa es que todos los países presenten en 2020 planes para reducir sus emiciones. Ese es el principal escollo, los grandes contaminantes -Estados Unidos, China, Rusia e India- no quieren esa exigencia en el texto final de la cumbre.

"No podemos permitir que un pequeño grupo de países están entorpeciendo la llamada que necesitamos a la acción", ha alertado Mar Asunción, responsable de clima y energía de WWF España.

El segundo gran obstáculo, el mercado de carbono. Varios países quieren regular de forma estricta esa compraventa de emisiones para evitar engaños. Pero hay resistencias. Los delegados apuran las últimas horas para evitar que la cumbre de la acción acabe en fracaso.