La 'fast fashion', la moda de comprar, usar y tirar, amenaza también la salud del planeta. En 15 años la producción textil se ha duplicado a nivel mundial y, advierte la ONU, ya genera el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Además, la ropa necesita agua. Mucha agua. Más de 20.000 litros se han gastado para fabricar nuestro atuendo diario.

Celia Ojeda, responsable del Programa de Consumo de Greenpeace, explica que "para producir unos vaqueros tenemos que utilizar tanta agua como la que consumiría una persona durante diez años".

Los españoles gastamos en ropa 450 euros de media cada año, pero sólo el 10% de las prendas que desechamos, un millón de toneladas anuales, terminan en plantas para ser recicladas o reutilizadas. El resto acaba en vertederos.

"¿Por qué sólo reciclamos o reutilizamos un 10%? Falta sensibilización por parte de la ciudadanía, falta sensibilización por los ayuntamientos, que son las entidades autorizadas para la gestión de residuos y faltan contenedores en la calle", lamenta Rubén González, responsable de Comunicación de Humana.

Estamos, por tanto, muy lejos de los objetivos marcados por la Unión Europea para 2025. Ese año Bruselas obligará a todos sus estados miembros a reciclar el 55% del textil. Una meta que implicará a las administraciones locales, pero también a vendedores y consumidores.

"Hay que invertir en 'slow fashion', que es la alternativa a la 'fast fashion', pero sobre todo hacer durar tu ropa, repararla intercambiarla y basarte en consumo de segunda mano", destaca Ojeda.

"Cuando has consumido, debes depositar la ropa en el contenedor adecuado", añade González. Un gesto simple para darle nueva vida a nuestra ropa y ayudar a que planeta conserve la suya.

Si damos un poco menos de importancia a las modas y conservamos nuestras prendas uno o dos años más, se pueden reducir las emisiones de dióxido hasta un 24%.