El Mar Mediterráneo es uno de los indicadores que mejor visualizan el impacto de la emergencia climática en España.

Desde los años 80, su temperatura superficial ha aumentado 0,34 grados por década, y su orilla también ha menguado poco a poco. El nivel del mar está aumentando más de tres milímetros por año desde 1993.

"Áreas muy urbanizadas pueden encontrarse con una subida que empiece a tragarse lo construido", ha señalado Raúl Estévez, portavoz del Observatorio de Sostenibilidad.

Los innumerables edificios de hormigón que invaden las ciudades, construidos con materiales absorbentes de calor, sumados al asfalto, también se reflejan en los termómetros.

En los últimos 30 años, la temperatura media en las capitales de provincias se ha disparado un grado. En ciudades como Madrid, Barcelona o Alicante, incluso dos.

"La razón fundamental es la burbuja de calor de grandes áreas urbanas", ha incado Estévez.

Además, los veranos se alargan, concretamente, nueve días por década. De hecho, el último abarcó cinco semanas más que los vividos a principios de los años 80.

Si hablamos de emisiones, los sectores del petróleo, energía y cemento son los principales responsables. Las diez empresas más contaminantes llegan a producir un cuarto de las emisiones de todo el país.

Por comunidades, Andalucía, Cataluña, Castilla y León, Galicia y Asturias son los lugares donde más gases de efecto invernadero se emiten.