La limpieza de pellets revela que las playas ya estaban llenas de plásticos antes del vertido. Se han recogido el doble de residuos plásticos que la cantidad de pellets retirados.

Esto se debe a que "cada año se vierten entre 8 y 12 millones de toneladas de plásticos", informa la coordinadora del Grupo Openplas y profesora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Daura Vega Moreno.

Tampoco ayudan los vertidos procedentes de embarcaciones. Las redes de pesca son responsables de entre un 20% y un 30% del plástico que acaba en el mar, pero la mayor parte viene del continente. Esto puede afectar a "los grandes mamíferos, como ballenas o delfines", asegura el oceanógrafo, Michael Grebaud.

Los más pequeños son microfibras procedentes de nuestras lavadoras, que acaban en los océanos suspendidos en la gran masa de agua. Esto ha hecho que "el 50% de los peces muestreados tuvieran microplásticos, con porcentajes en determinadas especies, sobre todo las carnívoras, que pueden llegar al 90%, informa el experto.

Esos microplásticos llevan a veces aditivos, pero hay algo que los hace aún más peligrosos y es que "se vuelven más tóxicos conforme pasa el tiempo porque se van adhiriendo sobre su superficie otro tipo de contaminantes como hidrocarburos o pesticidas", comenta Daura Vega.

Limpiar los océanos, dicen los científicos, implicaría un gasto inasumible. Es en tierra donde hay que actuar para impedir que nuestros océanos se conviertan en un gigantesco cementerio.