Parecen pequeñas perlas y se conocen como "lágrimas de sirena", pero no son inofensivas. De hecho, se trata del gran enemigo de los océanos: son microplásticos y su presencia en el mar es muy peligrosa.

Así lo explica Natividad Sánchez, la directora de la campaña de plásticos de Océana en Europa: "Cientos de especies, desde corales a cetáceos, pasando por aves marinas ingieren micro y macroplásticos y eso llega a provocarles la muerte".

Cada año se vierten en los océanos ocho millones de plásticos y 230.000 toneladas de microplásticos. Estos se fabrican con sustancias tóxicas, lo que provoca la muerte de centenares de cetáceos, peces y tortugas. Entre sus compuestos hay hasta 140 sustnacias venenosas: bisfenoles, metales pesados, recargadores de llamas...

Y no se quedan en el mar: llegan a nuestros estómagos a través de los peces que los ingieren. Según un estudio reciente realizado en España, se ha detectado su presencia en anchoas, boquerones y merluzas del Mediterráneo.

"Los plastificantes analizados se caracterizan por ser disruptores endocrinos, provocan efectos neurotóxicos y algunos están considerados productos cancerígenos", asegura la científica del CSIC Ethel Eljarrat. Apunta, sin embargo, que "los niveles encontrados no son todavía alarmantes".

Fundaciones como 'The Ocean Clean Up' utilizan barreras flotantes para recoger toda esa basura flotante. La tarea es ingente, pero más complicado todavía es barrer los fondos marinos. "El plástico está modificando el paisaje submarino. La basura está destrozando los hábitats en los que viven numerosas especies. Es decir, estamos vaciando el océano de peces y llenándolo de plástico", advierte Natividad Sánchez.

La presencia de plástico y la sobrepesca está provocando que las poblaciones de bacalao, lenguado, merluza y sardina mermen año a año.