El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha declarado el principio del fin de la guerra con Rusia en la ciudad de Jersón, liberada por las tropas ucranianas hace tres días, convirtiendo en papel mojado la anexión de esa región por parte de Rusia. La liberación de Jersón representa "el principio del fin de la guerra", ha proclamado Zelenski, que ha presidido una ceremonia de izado de la bandera ucraniana en la plaza central de la urbe bañada por el río Dniéper, convertido ahora en primera línea de frente.

Zelenski ha realizado este lunes una visita sorpresa a la ciudad de Jersón, recientemente recuperada por Kiev tras el repliegue llevado a cabo por Rusia ante los avances de las tropas ucranianas en la región. Lo ha hecho horas después de que el mandatario ucraniano afirmara que Ucrania "ya ha documentado más de 400 crímenes de guerra rusos" en Jersón y señalara que "se están encontrando los cuerpos de civiles y militares". "En la región de Jersón, el Ejército ruso dejó detrás suyo las mismas atrocidades que en otras regiones de nuestro país en las que pudo entrar", dijo.

En respuesta a la visita, el Kremlin se ha limitado a decir que Jersón es "territorio ruso", después de que algunos comentaristas rusos consideraran la retirada rusa de esa región limítrofe con la península de Crimea la mayor derrota geopolítica desde la desintegración soviética en 1991. Las fuerzas de Ucrania recuperaron el 11 de noviembre el control de la ciudad de Jersón, tomada por Rusia el 2 de marzo, en medio de una retirada de las fuerzas rusas al otro lado del río Dniéper ante los avances logrados durante las últimas semanas por el Ejército de Ucrania en esta región.

Liberación de toda Ucrania

"Creo que es importante estar aquí para mostrar a la gente de Jersón que no sólo hablamos sino también cumplimos lo que prometemos, avanzamos e izamos nuestras banderas", ha dicho el presidente ucraniano. Zelenski, que se ha fotografiado con los soldados que han reconquistado la urbe y mantuvo un minuto de silencio en recuerdo a los caídos, ha destacado que el Ejército ucraniano está liberando "paso a paso todos los territorios temporalmente ocupados".

"Estamos recuperando (...) nuestro Estado, nuestra bandera. Por supuesto, es difícil, es un largo y arduo camino. No estamos interesados en el territorio de otros países. Solo estamos interesados en la desocupación de nuestro país y nuestro territorio", ha afirmado.

Negó que el Ejército ruso haya entregado el tercio norte de Jersón, escenario de "cruentos combates" en los que murieron un gran número de hombres. "Nadie regala nada tan fácilmente. El precio de este guerra es alto. (Los rusos) Se retiraron o huyeron. Nosotros consideramos que huyeron porque nuestras tropas rodearon al enemigo y estaban en peligro", ha afirmado.

Al respecto, el asesor presidencial, Mykhailo Podolyak, ha asegurado a la agencia UNIAN que Kiev planea ahora recuperar el control sobre la región de Zaporiyia, donde se encuentra la mayor central nuclear de Europa, y desbloquear así los accesos al mar de Azov. Y admitió que, pese a la "euforia" por la liberación de Jersón, en los bastiones ucranianos de la región de Donetsk -Bakmut, Soledar y Avdiivka- tienen lugar duros combates.

Más atrocidades rusas

El líder ucraniano también ha acusado a Rusia de causar grandes destrozos en Jersón, desde viviendas a infraestructuras, pero le advirtió que "es imposible matar a Ucrania". Además, Zelenski ha informado de que los investigadores "ya han documentado más de 400 crímenes de guerra rusos" y que "se están encontrando los cuerpos de civiles y militares".

El Ejército ruso "dejó atrás las mismas atrocidades que en otras regiones de nuestro país donde pudo ingresar. Encontraremos y llevaremos ante la justicia a todos los asesinos. Sin duda", sentenció. Desde que se inició la invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero, Rusia ha cometido en el territorio invadido un total de 46.432 crímenes de guerra, según la oficina de la Fiscalía General de Ucrania.

La visita de Zelenski ha coincidido con la llegada de la primera partida de ayuda humanitaria internacional -alimentos, agua potable y mantas para más de 6.000 personas- que entra en Jersón desde que la localidad fue tomada por las tropas rusas. Las autoridades ucranianas también han denunciado la existencia de cámaras de tortura en las localidades liberadas de la vecina región de Mykolaiv.

Retirada rusa a Azov y Crimea

Mientras, el repliegue ruso continúa. Las autoridades prorrusas están trasladando la administración civil de Jersón a la localidad costera de Hehihesk, en el mar de Azov, a 175 kilómetros de la capital regiones. Además, según fuentes ucranianas, cientos de civiles y militares rusos están siendo transportados desde Jersón a Mariúpol, puerto bajo control ruso desde mayo en la región de Donetsk, y también a Crimea. El Estado Mayor General de Ucrania ha indicado que asimismo los ocupantes rusos están reforzando sus tropas cerca de Melitópol, en la región de Zaporiyia.

Con todo, el viceministro de Exteriores ruso, Alexandr Grushko, ha descarado que Moscú se disponga a retirar sus tropas de territorio ucraniano como condición previa para el inicio de unas hipotéticas negociaciones de paz. "No, esas condiciones son inadmisibles. Nuestro presidente ha dicho en varias ocasiones que estamos dispuestos a negociar. Pero esas negociaciones, naturalmente, deben tener en cuenta la situación sobre el terreno", comentó a la prensa. El problema es que "sobre el terreno" las tropas ucranianas no dejan de recuperar territorios desde agosto y el Ejército ruso está en franca retirada.