Los vídeos publicados por la Policía de Charlotte (Carolina del Norte, EEUU) sobre la muerte del afroamericano Keith Lamont Scott a manos de un agente no aclararon si iba armado y dieron paso a la quinta noche de protestas consecutivas.

La publicación de las dos grabaciones, una filmada con la cámara del coche policial y otra con la corporal de uno de los agentes que acompañaban al policía que disparó, eran una de las principales demandas de los manifestantes. Sin embargo, no han servido para convencer ni a la familia de la víctima ni a los manifestantes de que la versión policial es cierta: que dispararon a Scott porque iba armado y era una amenaza.

La Policía, sin embargo, defiende que aunque "no hay pruebas visuales definitivas" de que el hombre tenía un arma, sí encontraron evidencias en el lugar de los hechos: la pistola y la funda de pistola para el tobillo de las que publicaron sendas fotografías. Además, asegura que encontraron las huellas dactilares y el ADN de Scott en el arma.

Los abogados de la familia de Scott dijeron al Washington Post que esta es la primera prueba que se les presenta del arma y que la viuda de la víctima no está convencida de que la pistola estuviera en las manos de su marido o que éste apuntara a los policías. "Desafortunadamente, nos dejan con muchas más preguntas que respuestas", dijo al diario Ray Dotch, cuñado de Scott.

"Él cometió un delito (poseer marihuana) y eso fue lo que causó el encuentro (con la policía) y entonces la pistola exacerbó el encuentro", afirmó el jefe de Policía de Charlotte, Kerr Putneys. Putney aseguró que Scott, de 43 años, "estaba absolutamente en posesión de un arma" aunque adelantó que en los vídeos no se le ve con ella en la mano.