Más de 15 después de las primeras imágenes de la masacre en Mariúpol, la ciudad más castigada por la invasión de Putin luce muy diferente a la que un día fue uno de los enclaves turísticos y económicos de Ucrania.

El antes y el después de Mariúpol es evidente: edificios derribados, campos abrasados, hospitales destruidos e incluso templos, escuelas y universidades traducidas a escombros. Maxar Technologies ha captado en un vídeo, recogido en el 'play' principal de esta noticia', las imágenes satelitales de la devastación de una ciudad masacrada por misiles que, cada día, reducen a cenizas los barrios y las casas de sus 420.000 residentes.

Solo 10.000 personas han podido huir de Mariúpol desde el asedio, mientras que los muertos ascienden ya a más de 2.500. Una cifra que podría crecer aún más durante los próximos días, ya que no se espera el alto al fuego en la zona y la población lleva más de 10 días sin agua potable ni medicamentos.

Conseguir comida es casi imposible en una ciudad que tampoco tiene suministro eléctrico ni de gas. Sin poder cocinar ni protegerse de temperaturas que no superan los 0ºC, la esperanza de vida de sus habitantes se va consumiendo.

Además, la asistencia humanitaria que el Gobierno de Ucrania trata de hacer llegar a Mariúpol permanece bloqueada, mientras Zelenski insiste en que los intentos de hacerlo continuarán hasta que se consiga: "Lo intentaremos de nuevo. Hasta que podamos ayudar a nuestra gente", ha aseverado.

Mariúpol fue, desde el inicio de la invasión, un objetivo claro para las tropas del Kremlin por su salida al mar Azov y por su posición estratégica para Putin, entre las repúblicas del Donbás y la anexionada Crimea. Es la pieza que le falta a Rusia para hacerse con el sureste de Ucrania y el mar de Azov tras conseguir imponerse en el control de otras ciudades sureñas como Berdiansk o Jersón.