Desde este 1 de agosto, los barcos de más de 180 metros de eslora, más de 35 metros de altura y que produzcan más de un 0,1% de azufre en sus emisiones no podrán navegar frente a Venecia.

La medida entra en vigor después de que el 13 de julio el Gobierno italiano aprobara el decreto que prohíbe el paso de embarcaciones con estas características frente a la ciudad con el objetivo de protegerla. La decisión pretende evitar accidentes como el ocurrido en junio de 2019 cuando una embarcación chocó contra otra y provocó daños en el puerto.

En concreto, el canal que pasa por delante de la monumental plaza de San Marcos queda declarado "monumento nacional", es decir protegido.

Italia había recibido varias advertencias de la Unesco para que buscara soluciones que impidieran el paso de cruceros y grandes embarcaciones frente a Venecia, una ciudad construida sobre palos de madera en medio de una delicada laguna separada del mar Adriático por una estrecha manga de tierra.

Los vecinos, cada vez menos a causa del turismo desenfrenado, y organizaciones ambientalistas venían manifestándose desde hace años en contra de estos enormes buques que amenazan el hábitat lagunar y, sobre todo, el delicado y enorme patrimonio urbanístico del lugar.

El Gobierno, además, ha ordenado la búsqueda y construcción de nuevos puntos de atraque para estas naves en la laguna.