La variante B.1.1.529 ya tiene nombre. Ómicron ha puesto en alerta al mundo debido al temor de que sea más transmisible que las variantes conocidas hasta ahora y a que evite el efecto de las vacunas.
Esta variante cuenta con más de 30 mutaciones, algunas de ellas "preocupantes" y que pueden conllevar un "mayor riesgo de reinfección", según detalló la OMS este viernes tras analizar las primeras evidencias preliminares.
La doctora Maria Van Kerkhove, epidemióloga líder de la OMS, señala que por el momento no se conocen muchos detalles esta nueva variante, ya que apenas hay "menos de 100 secuencias genómicas completas disponibles". Sin embargo, ese "elevado número de mutaciones" hace que estén estudiando sus efectos en "diagnósticos, terapias y vacunas".
Desde la OMS, han hecho un llamamiento a los países para tomar medidas que frenen la transmisión y también a la responsabilidad ciudadana: "Cada uno tiene un papel que desempeñar para reducir la transmisión".
Fronteras cerradas en varios países
Desde el primer caso detectado el pasado 9 de noviembre, los contagios han aumentado de forma notable en Sudáfrica. Muchos países han decidido cerrar sus conexiones aéreas con África austral, siendo Brasil uno de los últimos en hacerlo.
La Comisión Europea también propuso suspender los vuelos y así "activar el freno de emergencia", sumándose a una decisión que ya han tomado Reino Unido e Israel. República Checa, Italia, Austria, Alemania y Francia han impuesto del mismo modo restricciones a los pasajeros de distintos países.
Según los primeros datos recabados por la OMS, esta variante no cuenta con uno de los tres genes diana (lo que se denomina abandono del gen S o fallo de la diana del gen S), lo que hace que la PCR "pueda utilizarse como marcador de esta variante" a la espera de la confirmación de la secuenciación.
"Utilizando PCR, esta variante se ha detectado a un ritmo más rápido que las anteriores oleadas de infección, lo que sugiere que esta variante puede tener una ventaja de crecimiento", advierten, no obstante.