El pánico y el caos se apoderaron de la escuela primaria de Robb, en Texas. Eran las 11:30 horas de la mañana cuando comenzaron asonar disparos del arma que portaba Salvador Ramos.

Acababa de cumplir los 18 años, y equipado con una pistola y un rifle disparó, primero, contra su abuela, una mujer de 66 años que se encuentra en estado crítico. Tras ello se subió a un coche que abandonó junto a la escuela, se acercó al centro escolar, y siguió con su terrible masacre.

En total, 21 personas han sido asesinadas: 19 de ellas eran niños de no más de diez años. Los supervivientes relatan que una de las niñas llamó a emergencias nada más ver al atacante, pero su asesino le disparó a bocajarro mientras advertía a sus compañeros: "Vais a morir todos". Junto a ellos, Eva e Irma, profesoras y madres que murieron tratando de proteger a sus alumnos. Hay cuerpos que aún no han sido identificados, por eso muchos padres, angustiados, hacen cola para realizarse una prueba de ADN y saber qué ha sido de sus hijos.

Salvador fue abatido poco después por un agente fronterizo que también resultó herido. Horas antes, escribía por las redes sociales a una conocida le decía: "Tengo un pequeño secreto que quiero contarte. Te lo diré antes de las 11".

Media hora después comenzaba la pesadilla, el que ha terminado siendo elsegundo tiroteo en una escuela de primaria más mortífero de la historia de Estados Unidos.