Nuevos vientos soplan en Copenhague (Dinamarca) en su lucha contra la pandemia de coronavirus mientras intentan, poco a poco, recuperar la normalidad. Su población debe llevar ya consigo un pasaporte COVID si quieren acudir a sitios como el cine, la peluquería y partidos de fútbol. Es decir, no solo usan este certificado para viajar por la Unión Europea. Es parte de su vuelta a la vida cotidiana anterior a la pandemia, algo que ya están notando de cerca los propios ciudadanos.

Por ejemplo, para sentarse en un bar y pedir una simple caña, los clientes deben enseñar su cartilla COVID. Pero ¿qué quiere decir esto? Que con dicho certificado, que puede ser tanto en formato físico como digital, pueden probar que están vacunados, han pasado la enfermedad del coronavirus o tienen un test negativo realizado en las últimas 72 horas. Pero sus nuevas normas para controlar el regreso a la nueva normalidad son más.

Precisamente, en Copenhague hay bares en los que los ciudadanos tienen incluso la posibilidad de someterse a esa prueba en el momento, segundos antes de sentarse. Como hemos dicho, esto no sucede únicamente en bares: incluso para hacerse un tatuaje es necesario, antes de entrar, llevar el móvil -o el papel- en la mano y realizar el mismo protocolo: mostrar su cartilla COVID para demostrar que su presencia no es peligrosa.

Esto ya ocurre en otros países de Europa como Alemania. Allí la cartilla será fundamental para los vacunados porque Merkel y los estados federados han acordado que los que estén completamente inmunizados podrán entrar en peluquerías, locales de masajes o de fisioterapias; es decir, podrán acceder a establecimientos donde se requiere contacto sin la necesidad de tener que presentar un test negativo.

También serán los únicos que podrán saltarse las cuarentenas o la PCR obligatoria antes de volver a Alemania. En Italia, en cambio, la prioridad es otra. El primer ministro, Mario Draghi, quiere que esta cartilla COVID pueda facilitar la movilidad entre regiones. De esta forma, los italianos podrían saltarse los cierres perimetrales. Misma herramienta con distintos usos, este certificado es una realidad que ya existe en Europa antes de que entre en vigor a nivel comunitario el próximo mes de junio.