Con la pionera ley establecida en 2013 en Uruguay, el país se convierte en pionero en aplicar un control estatal en la producción y compraventa de marihuana. Actualmente, la venta a comenzado en 16 farmacias pero el Gobierno espera que progresivamente se sumen más a este proceso.

Las 4.959 personas registradas hasta hora para poder adquirir marihuana, podrán hacerlo en envases de cinco gramos a un precio de 187,04 pesos uruguayos (6,5 dólares).

Se podrá comprar un máximo de 10 gramos a la semana y 40 al mes y su precio será ajustado semestralmente en base al Índice Medio de Salarios (IMS), el Índice de Precios al Consumo (IPC) y el valor del dólar.

Se distribuirán dos tipos de marihuana, Alfa I y Beta I y en el momento de la compra, los clientes no tendrán que dar ningún dato personal ya que se podrá adquirir con un sistema que reconoce su huella dactilar.

La dispensación de la marihuana en farmacias completa las tres vías previstas en la Ley de Regulación de la Marihuana aprobada en 2013 durante el Gobierno del entonces presidente, José Mujica (2010-2015), para el acceso de uso recreativo a esta droga, junto con el autocultivo y los clubes cannábicos, habilitados desde 2014.

La producción fue cultivada con semillas que llegaron del exterior del país por las dos empresas adjudicatarias del Estado, Symbiosis e International Cannabis Corp. "Ha sido un esfuerzo sumamente importante", ha señalado el ingeniero agrónomo Eduardo Blasina, socio de Symbiosis, quien además aseguró que durante los tres años y medio que transcurrieron desde que se aprobó la ley hasta la distribución de la sustancia la empresa trabajó sin recibir "ni un peso".

Las plantas, que se cultivaron en un predio contiguo al Penal de Libertad, una cárcel situada en la provincia de San José, al sureste de Uruguay, son "suaves en su composición", detalló el ingeniero agrónomo. "No te va a dar una experiencia transformacional de tu percepción, simplemente te va a permitir disfrutar del sabor y de una sensación muy leve, que me parece que es lo que corresponde", argumentó Blasina respecto a la sustancia que el Estado ofrece en las farmacias.

Eduardo Blasina consideró que aquellas personas que quieren experimentar sensaciones "más sofisticadas" pueden acceder a la sustancia a través de las otras dos vías, el cultivo doméstico o los clubes de membresía. Las tres vías de acceso a la sustancia son excluyentes entre sí y requieren del registro ante el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (Ircca), encargado de fiscalizar y controlar la reglamentación e implementación de la ley.