Las redes sociales son herramientas fundamentales para Daesh, por eso Rukmini Callimachi, periodista de 'The New York Times', compagina su trabajo en terreno con la investigación de cuentas yihadistas en la Red.

"La mayoría de los periodistas que cubren la información de Daesh lo hacen hablando con fuerzas de seguridad y expertos. Pero es mucho más interesante hablar con quienes están directamente involucrados en el grupo. La gran mayoría de lo que sé sobre Daesh es gracias a miembros en activo, desertores o sus seguidores", explica Rukmini.

Callimachi es americana, mujer y periodista. Nunca oculta esa información a los yihadistas que, aun así, deciden hablar con ella. "Los combatientes de Daesh tienen prohibido habar con la prensa, así que cuando hablaban conmigo estaban rompiendo las reglas. Uno de ellos no paraba de decirme que podía meterse en serios problemas", asegura Callimachi.

Sin embargo, desde el 13N no consigue contactar con miembros en activo de Daesh, aunque los que ofrecen mejor información son los desertores. Como Harry Sarfo, un alemán que abandonó el grupo y le contó detalles sobre la red dedicada a atentar fuera de Irak y Siria.

"Los más interesantes son los que tienen dudas. Me pasó también con un miembro de Al-Shabbaab. Me contaba cómo sus compañeros violaban constantemente la ley islámica. Al final acabaron ejecutándole", afirma la periodista.

Le ha pasado varias veces. Sus fuentes mueren a manos de los propios yihadistas o por bombardeos occidentales. "Son ellos los que te ponen en contacto con otros yihadistas. Y si antes de morir no lo han hecho, tienes que volver a empezar de cero", declara Rukmini Callimachi.

Hace unos años contactaba con ellos sobre todo a través de Twitter. Pero cada vez más los terroristas prefieren aplicaciones como Telegram, donde la privacidad es mayor. Redes en las que Callimachi pasa horas, y que le han permitido convertirse en la periodista que mejor conoce a los grupos yihadistas.