El Gobierno estadounidense ha confirmado la muerte de cuatro de sus nacionales y ha elevado a 18 la cifra de heridos en el ataque que los talibanes perpetraron contra la mayor base de Estados Unidos en Afganistán, donde infiltraron a un suicida que hizo detonar un artefacto explosivo.
En un comunicado, el secretario de Defensa, Ash Carter, ha indicado que el ataque contra la instalación militar de Bagram, la más fortificada del país y adonde llegan los representantes estadounidenses cuando viajan a Afganistán, causó la muerte de dos soldados y de dos contratistas que trabajaban para EE.UU.
En su comunicado, el jefe de la Defensa de EE.UU. ha aprovechado para enviar sus condolencias a los familiares de los fallecidos y ha mandado un mensaje a los responsables del ataque: "no pararemos en nuestra misión de proteger nuestra patria y de ayudar a Afganistán para que pueda asegurar su propio futuro".
Los talibanes reivindicaron el ataque en un mensaje de su portavoz Zabihullah Mujahid en Twitter en el que afirmaba que un "mártir" atacó la base infligiendo "grandes bajas" a las fuerzas estadounidenses.
Este es el ataque más importante este año contra una instalación de la OTAN en Afganistán, donde la Alianza Atlántica mantiene alrededor de 12.000 personas en misión de apoyo y capacitación a las fuerzas afganas.