El municipio francés de Bressolles, situado cerca de Lyon y que cuenta con una población de 800 habitantes, dejará de ser un punto de captura para los jugadores de Pokémon Go.

La razón es un decreto emitido por el alcalde, que denuncia ante la empresa creadora del juego el "asentamiento anárquico y aleatorio" de estas criaturas en el pueblo. Además, asegura que el juego es un peligro para peatones y conductores.

"La presencia virtual de los personajes de Pokémon está absolutamente prohibida en el territorio de Bressolles", afirma Fabrice Beauvois en el decreto, en el que pide a la compañía Niantic Inc. que "Pokémon deje su villa en paz".

Niantic Inc. de momento no se ha pronunciado al respecto, y los entrenadores Pokémon siguen capturando criaturas en sus calles.