El atentado como coartada

La ultraderecha insiste en señalar a la izquierda por el asesinato Charlie Kirk: "Hay una campaña internacional de odio"

El contexto Pocas horas después de la muerte del activista, Donald Trump aseguró que "la violencia política de la izquierda radical ha herido a demasiadas personas inocentes".

La ultraderecha insiste en señalar a la izquierda por el asesinato Charlie Kirk: "Hay una campaña internacional de odio"
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La muerte del activista trumpista Charlie Kirk se ha convertido en la excusa perfecta para que la extrema derecha pueda desatar una persecución contra la izquierda. Pese a desconocer los motivos que habrían llevado a Tyler Robinson, el presunto autor del atentado, a acabar con la vida de Kirk, los principales líderes del movimiento conservador en todo el mundo señalan indiscriminadamente al progresismo.

Lo hacen después de que el presidente Estadounidense, Donald Trump, asegurase apenas unas horas más tarde del tiroteo que "la violencia política de la izquierda radical ha herido a demasiadas personas inocentes".

Tras esas palabras se ha producido un aluvión de declaraciones criminalizando a una izquierda que desde el primer momento ha condenado el asesinato. El primer ministro húngaro, Víktor Orban, ha hablado de "una campaña internacional de odio de la izquierda". La misma, asegura, que estuvo tras el intento de asesinato de su homólogo eslovaco, Robert Fico.

También denuncia una campaña el francés Jordan Bardellá, dirigente de Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, que asegura que Kirk ha sido víctima de "una retórica deshumanizante e intolerante".

Quien no era intolerante para Alice Weidel, líder del partido ultraderechista alemán AFD, era el propio Kirk. Lo ha definido como "un defensor de la libertad de expresión" pese a sus discursos racistas, xenófobos, machistas y homófobos. De hecho, algunos de sus seguidores aseguran que su muerte es "como perder a Martin Luther King.

De hecho, la tensión por la muerte de Kirk ha llegado al Parlamento Europeo después de que los eurodiputados de la extrema derecha aporreasen sus escaños por la negativa de la presidenta a guardar un minuto de silencio debido a que no se trataba de un líder europeo.