El odio político en Alemania se materializa a diario en actos violentos de intimidación e, incluso, ataques físicos contra candidatos y cargos electos. "Cuando se deshumaniza a un líder político, cuando se deshumaniza una persona, el ataque físico violento es una estrategia más que se considera legítima por parte de algunos de estos grupos", señala al respecto Steven Forti, profesor de Historia Contemporánea en la UAB y autor de 'Extrema derecha 2.0'.
En este sentido, Franco Delle Donne, Doctor en Comunicación por la FU Berlin y director del podcast 'Epidemia Ultra', afirma que esto "no solo ocurre en Alemania, sino que también podemos ver en otros países, y tiene que ver con esta necesidad de polarizar, de llevar la política a una discusión en la cual no hay una competencia, sino que hay una lucha contra un enemigo".
Solo en la última semana, tres políticos han sido agredidos en Alemania, y en 2023 hubo casi 3.000 ataques verbales o físicos contra ellos. Detrás de los datos está el auge de los partidos extremistas. A las puertas de las elecciones europeas no parece que la violencia de sus seguidores más radicalizados les vaya a pasar factura: "Si hay un efecto, puede ser más de largo plazo, ya que las personas que decidieron votar estos partidos a esta altura no creo que retrocedan por este tipo de de acciones", expresa al respecto Franco Delle Donne.
Por su parte, Steven Forti pronostica que "la extrema derecha va a subir mucho en las elecciones del próximo mes de junio". "Las dos formaciones de extrema derecha en ámbito comunitario pueden sumar entre el 22% y el 25% de los votos", añade el experto.
Hasta la presidenta de la Comisión Europea se ha abierto a pactar con estos grupos. Sin embargo, el profesor de Historia Contemporánea en la UAB y autor de 'Extrema derecha 2.0' considera que "abrir las puertas de las instituciones a fuerzas políticas que son de fondo antidemocráticas no es una solución para regenerar nuestras democracias o inclusive salvarlas". Y es que esto implicaría el mismo retroceso en derechos que hemos visto en países donde ya gobierna la ultraderecha.