El presidente de uno de los mayores bancos de Holanda sorprendió a sus trabajadores en la última cumbre de ejecutivos. Apareció disfrazado de Drag Queen, se hizo pasar por su hermana, una mujer que supuestamente dirigía un prostíbulo. Y de esa guisa lanzó mensajes a sus directivos. Parece algo inimaginable en España, pero cada vez es más frecuente este tipo de estrategias para animar a los trabajadores.