Las bombas singue cayendo en Ucrania mientras un voluntarios trata de sacar una sonrisa a un grupo de niños ucranianos que lo han perdido todo. Es su primera Navidad en guerra. "No sonríen, les han arrebatado la infancia", dice uno de los animadores. Las obras de teatro, los disfraces y las pelotas consiguen que se olviden, por un momento, de las bombas. "Perdieron a su familia y a sus seres queridos, ellos solo quieren la paz", confiesa una de las voluntarias.

Pero ni la Navidad se libra de los bombardeos. El impacto de proyectiles en Jersón ha matado, al menos, a ocho personas este sábado. El presidente Zelenski ya ha condenado el ataque. "Se aproximan las vacaciones, los terroristas rusos van a volver a actuar", ha asegurado en pantalla. Mientras que el líder ucraniano habla sobre la continuidad de los ataques, Rusia centra parte de sus esfuerzos en demoler los restos del teatro de Mariúpol. Ucrania cree que lo hacen para borrar las huellas de sus crímenes.

Al mismo tiempo, los rusos trabajan en la producción de armas, pues - según sostiene la inteligencia británica - su stock estaría llegando a su fin. Putin ha visitado recientemente una planta de producción de armamento y ha inspeccionado los lanzamisiles y vehículos blindados con los que las tropas rusas seguirán sembrando el terror en Ucrania. Y eso cuando se cumplen diez meses desde el inicio de la guerra.