Turquía ha abierto de forma no oficial sus fronteras con Europa, permitiendo el paso de migrantes por tierra y mar. El país ha roto, así, el acuerdo con la Unión Europea, obligándola a posicionarse.

Una decisión que ha llegado después de que la aviación de Rusia, nación socia del régimen de Al Assad, haya matado a 33 soldados turcos en un bombardeo en Siria, y que ha causado que miles de migrantes sirios se dirijan a territorio griego o búlgaro.

También intentan alcanzar tierra europea aquellos que cruzan el Egeo en lanchas de neumáticos hasta la isla de Lesbos. Desde Estambul, quienes podían permitírselo han salido en autobuses y taxis, con el objetivo de no perder ni un momento.

Turquía busca, de esta manera, presionar a la UE para que se implique en la crisis humanitaria en la otra frontera, la que el país comparte con Siria.