Salen a la luz las presiones de Trump a Australia. Según 'The New York Times', el dirigente habría llamado hace unas semanas al primer ministro australiano para obtener información persona, concretamente para conseguir pruebas que desacreditasen la interferencia rusa a su favor en las pasadas elecciones.
La Casa Blanca habría restringido la comunicación, entre ambos mandatarios, a un pequeño grupo de funcionarios, lo mismo que se hizo con la llamada al presidente ucraniano, que ha desembocado en un impeachment.
Trump acusa ahora de manipulación al demócrata que está impulsando su investigación en la cámara de representantes. Según las encuestas de medios prestigiosos como la CBS, la mayoría de estadounidenses aprueba que se investigue a Trump.
Pero el mandatario contraataca con sondeos como las del medio ultraderechista 'Breitbart', con las que asegura tener el respaldo del 98% de la ciudadanía.
Además, el dirigente insinúa que si es destituido, se desatará una nueva guerra civil en el país y da la vuelta al relato de forma radical: "Hubo mucha corrupción contra nosotros en las elecciones de 2016", ha asegurado el presidente.