A Trump le hemos visto rodeado de activistas afroamericanos, en homenaje a Martin Luther King, pero esquivando la polémica. "Señor presidente, ¿no va disculparse por su comentario? Señor presidente ¿Es usted racista?", pregunta una periodista.

Mutis sobre sus racistas comentarios durante una reunión en la Casa Blanca, que sí ha confirmado uno de los asistentes.

"Al hablar de la inmigración desde África fue cuando hizo esos comentarios vulgares y repugnantes: llamó a esos países "agujeros de mierda". Palabras textuales", ha asegurado el senador demócrata Dick Durbin. Y no lo hizo una vez sola, apostilla.

Todo un invento de los demócratas, "vamos a tener que grabar las reuniones" escribía Trump en Twitter. Según él, con su "duro lenguaje", que sí admite, sólo quiso decir que son naciones pobres y muy atribuladas.

Los aludidos, El Salvador, Nicaragua, Haití, Kenia, o Sudáfrica, han elevado sus más enérgicas protestas diplomáticas, "extremadamente ofendidos". Es el último exabrupto xenófobo de quien, ya de candidato, lanzó dardos contra haitianos, mexicanos o sirios.

Una actitud "vergonzosa e impropia" que le afeaban al neoyorquino desde la ONU y desde su propio partido. Más allá de las palabras, le recuerdan, predicar el odio abre la puerta a lo peor de la humanidad y puede arruinar muchas vidas.