Sentado en su silla y sin respetar el protocolo. Así ha recibido Donald Trump a la premio Nobel de la Paz, Nadia Murad, la joven activista yazidí que logró escapar de las garras de Dáesh.

En su encuentro, Trump le ha preguntado por qué razón le dieron el premio. Sorprendida, Murad le ha vuelto a explicar que fue esclava sexual de los yihadistas durante años y que nunca se rindió. Actualmente es una destacada activista contra la violencia sexual.

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La surrealista escena del presidente de EEUU con Murad ha ocurrido al tiempo que Ilhan Ómar, la congresista somalí víctima de los ataques racistas de Trump, ha regresado a EEUU.

A su llegada le esperaba una bienvenida de lo más acogedora por parte de todos aquellos que denuncian las palabras del presidente. "Cuando dije que era la pesadilla del presidente, bueno, ahora lo estás viendo... Su pesadilla (de Trump) es ver en el Congreso a una migrante somalí refugiada", ha declarado Ómar.