Un tribunal militar ha prolongado este domingo la detención de cinco de los ocho soldados reservistas que permanecen detenidos por sodomizar violentamente a un preso palestino, que resultó herido de gravedad, hasta el miércoles 7 de agosto, para que la corte pueda "llevar a cabo más actividades de investigación", según medios israelíes.
Una detención que ha hecho a un grupo de nacionalistas israelíes entrar en la cárcel de Sde Teiman entre empujones y a la fuerza. Algunos, furiosos, se enfrentaron a los agentes. Precisamente en una cárcel donde las violaciones y las torturas están a la orden del día defendidas por los ministros más extremistas de Netanyahu.
Incluso un diputado israelí lo defendía públicamente: "¿Meter un palo en el recto de una persona es legítimo? Sí lo es".
Hacinados en celdas de más, con los ojos vendados y torturados con la simulación de su muerte. Son los castigos que sufren los palestinos encarcelados en el llamado Guantánamo israelí, situado en el desierto Néguev a 30km de la Franja. El relato de los supervivientes es estremecedor. Sus ojos delatan su dolor y apenas pueden hablar: "Me golpeaban en las piernas y los brazos".
Las heridas físicas son visibles. Aseguran que los soldados los humillaban las 24 horas del día: "Estábamos sin comida ni bebida. La condiciones eran horribles. Me arrestaron en enero y me obligaron a dormir en el suelo en mitad del frío".
Según la ONU, 36 de palestinos ya han muerto en está cárcel. Los que siguen vivos están incomunicados de sus familias.
Carlos de las Heras, portavoz de Amnistía Internacional, da detalles de lo que se vive dentro de esa prisión: "Pueden pasar hasta 75 días antes de ver a una autoridad judicial. La consecuencias indirectas son el estado posterior a la tortura. El estado psíquico al que se tienen que enfrentar".
Y por todos esos motivos, el Tribunal Supremo israelí debatirá este martes el cierre de esta infame prisión.