El FMI ha informado de que Siria necesitaría cerca de 200.000 millones de euros y 20 años para volver a estar en pie. Las infraestructuras, colegios, hospitales y más de dos millones de hogares han quedado reducidos a escombros a consecuencia de las bombas.

Pero este no es el único problema al que se enfrentará el país cuando acabe el conflicto. Javier Albarracín, director de desarrollo socioeconómico del Instituto Europeo del mediterráneo (IEMED), explica que "hay otros costes añadidos". "No son puramente las infraestructuras sino que es el capital humano. Puedes reconstruir las eléctricas y los hospitales, pero una parte muy significativa tardará realmente en tener incentivos para volver", denuncia.

Además, queda saber quién asumirá los costes de dicha reconstrucción. Este asunto dependerá de quién gane el conflicto y quienes son sus aliados internacionales. Este es el caso de EEUU o la Unión Europea, que podrían apoyar los programas de reconstrucción, aunque muchos denuncian que el viejo continente sólo ha prestado atención al conflicto tras la llegada masiva de refugiados a sus costas. "Los países de la UE han desarrollado una actitud hipócrita. Se están olvidando de que han contribuido también a esta situación", denuncia Barah Mikaïl, Director de la consultora Stractegia.

Finalmente, otra grave consecuencia de la guerra es la situación económica en la que se encuentra sumida la población, ya que dos de cada tres sirios viven bajo el umbral de la pobreza. La inflación, del 300%, aumenta 6.500 veces el precio de alimentos básicos como el pan o el arroz frente a 2011 y empeora las condiciones de vida de los sirios. "La Siria que habíamos conocido hasta 2011 no va a volver más, así que tendremos que pensar un nuevo modelo" que ayude a que el país salga adelante, añade Mikaïl.