Un juez del Reino Unido condenó a cuatro años y tres meses de cárcel a un indigente que robó a diversas víctimas del atentado terrorista en el Manchester Arena, en mayo del año pasado, y que fingió que había acudido a ayudar a los afectados.

El magistrado de la Corte de la Corona de Manchester (norte de Inglaterra) David Hernández basó su sentencia en imágenes de cámaras de seguridad que revelaron cómo Chris Parker, de 33 años, arrebató objetos personales a los heridos graves de la explosión que mató a 22 personas, además del terrorista.

El indigente aseguró en un principio que se acercó a las víctimas para tratar de calmarlas mientras llegaban los servicios de emergencia. Chris Parker contó a la agencia británica Press Association que la fuerza de la explosión lo tiró al suelo: "Primero caí al suelo y después me levanté y en lugar de huir, mi instinto me empujó a correr e intentar ayudar", dijo al borde de las lágrimas.

Según él, cuando llegó, el lugar estaba lleno de gente tirada en el suelo. "Vi una niña pequeña, ya no tenía piernas. La envolví con una camiseta y le pregunté: '¿Dónde esta tu mamá y tu papá?", contó.

La supuesta buena acción del sintecho llevó a más de 3.700 personas a donar un total de 59.721 euros a través de internet para contribuir a sacarle de la calle.

Parker admitió sin embargo ante el juez que robó un bolso y un teléfono móvil de dos víctimas, aunque negó otros cinco cargos por tratar de sustraer objetos de abrigos y mochilas, así como por utilizar el dinero de tarjetas bancarias robadas.

"Tristemente, usted no era el héroe por el que se hizo pasar. Usted era un ladrón común. Su comportamiento ha sido juzgado como repugnante por toda la comunidad", señaló el magistrado en la argumentación de su sentencia.

Durante el proceso se determinó que Parker sustrajo el teléfono de una adolescente de 14 años que lo estaba utilizando en el momento en el que el terrorista suicida Salman Abedi hizo estallar su carga explosiva.

La fiscal Louise Brandon explicó que los familiares de la menor llamaron en repetidas ocasiones a ese teléfono para saber si estaba bien tras el atentado. El indigente colgó las llamadas y devolvió un mensaje de texto automático en el que se leía "lo siento, no puedo hablar ahora".

Parker sustrajo asimismo el bolso de una mujer, Pauline Healey, que yacía herida en el suelo al lado de su nieta, que murió en el atentado. Horas después del suceso, el indigente utilizó la tarjeta bancaria de Healey en un restaurante de comida rápida cercano, según dictaminó el juez.