Emma, vecina de Sierra Leona, lucha por contener las lágrimas, pero no es capaz. Seis días después de que las grandes inundaciones arrasaran Sierra Leona, sigue esperando a que su hermano pequeño aparezca entre los escombros: "Hemos llamado varias veces a su teléfono pero no da señales".
Un drama que comparte con miles de familias, a las morgues han llegado más de 400 cadáveres y unos 150 ya han sido enterrados. Bajo los escombros y aún sin localizar, continúan más de 600 cuerpos.
Las excavadoras trabajan sin descanso, pero con el paso de los días, y pese a los esfuerzos, muchos de ellos, dicen las autoridades, nunca podrán recuperarse. Los propios soldados que ayudan en las labores de rescate no son capaces de soportar esta desgracia.
El Gobierno, en medio del caos, ha tenido que hacer una nueva lista con los supervivientes: "Estamos tratando de organizar la lista de personas registradas". Comida, colchones y medicamentos siguen llegando, aunque los asentamientos temporales reclaman más ayudas.
El personal médico también ha empezado a desinfectar los suelos para impedir cualquier brote epidémico. Porque otra de las prioridades es evitar que se propaguen enfermedades por el agua como el cólera.