Se cumplen 25 años de una de las páginas más vergonzosas de la historia de Europa: el genocidio perpetrado contra la población bosnio-musulmana de Srebrenica (Bosnia Herzegovina).
Un cuarto de siglo después siguen identificándose los cadáveres de los más de 8.000 muertos y sus familiares, la mayoría supervivientes de la masacre, siguen enterrando sus restos.
Este el caso de Bahrudin Salihovic, un superviviente de la masacre, que ha contado ante las cámaras que aunque los restos de sus familiares están "incompletos", han decidido "enterrarlos para poder rezar en su tumba".
Declarada zona segura por la ONU y con cascos azules encargados de proteger a la población civil, las 30.000 personas hacinadas en este enclave de Srebenica fueron víctimas de las denominadas "operaciones de limpieza étnica".
Al mando de la masacre, el general serbo-bosnio, Ratko Mladic, quien, ante la pasividad de los cascos azules holandeses separó a las familias. Más de 8.000 hombres y niños fueron asesinados y cientos de mujeres, violadas.
Este genocidio dio luz al Tribunal Penal para la Antigua Yugoslavia donde se vivieron escenas como la del suicidio de Slobodan Praljak tras conocer que el tribunal ratificaba su condena a 20 años de prisión por crímenes de guerra.