El expresidente francés Nicolas Sarkozy comparece ante un juez de Burdeos que investiga el presunto abuso de la debilidad de la anciana heredera del imperio cosmético L'Oréal, Liliane Bettencourt, para obtener dinero destinado a la financiación de la campaña de las presidenciales de 2007.
Acusan a Sarkozy de recibir dinero del régimen de Gadafi
Sarkozy se convertirá así en el segundo jefe de Estado interrogado por los jueces tras dejar su cargo, después de Jacques Chirac.
El magistrado sospecha que el expresidente pudo aprovecharse de la debilidad de la octogenaria para obtener importantes cantidades de dinero de las cuentas que tiene en Suiza la familia, para financiar la campaña de 2007, en la que Sarkozy acabó conquistando el Elíseo.
Como apoyo de las sospechas, el juez baraja varios encuentros que el político mantuvo con Bettencourt en la mansión que la multimillonaria tiene en Neuilly-sur-Seine, la lujosa localidad de las afueras de París de la que Sarkozy fue alcalde.
Las agendas confiscadas por Gentil el pasado 3 de julio en el domicilio de Sarkozy y en el despacho que abrió tras abandonar el Elíseo así parecen darlo a entender, según informan los medios locales.
Además, la justicia cuenta también con el testimonio de la excontable de Bettencourt, que aseguró haber preparado varios sobres con dinero en metálico por orden del que era gestor de su fortuna, Patrice de Maistre, imputado ya en este caso por abuso de debilidad.
Según la acusación, el exgestor hizo entrar en Francia cuatro millones de euros procedentes de cuentas suizas de la heredera entre 2007 y 2009.
De ser imputado, Sarkozy seguiría los pasos de su antecesor en el Elíseo, Chirac, condenado a dos años de prisión exentos de cumplimiento en diciembre pasado por un caso de corrupción y financiación ilícita de partidos.
Además del "caso Bettencourt", Sarkozy tiene otras causas abiertas con la justicia, como su presunta implicación en la financiación ilegal de la campaña presidencial de Edouard Balladur en 1995, de la que era tesorero.
Asimismo, un alto responsable del Gobierno del fallecido líder libio Muamar el Gadafi aseguró haber aportado 50 millones de euros a la campaña de Sarkozy en 2007. Finalmente, la justicia investiga un presunto caso de atribución de contratos no legales a empresas de sondeos cuando Sarkozy estaba en el Elíseo.