Los bombardeos rusos a edificios civiles no cesan, y ya se sitúan en las cercanías de Kiev. Las tropas del Kremlin han atacado esta madrugada dos barrios residenciales de la capital dejando al menos 3 muertos. En concreto, dos personas habrían fallecido en el ataque a un edificio situado frente a un centro escolar en Obolonski y otra en un ataque aéreo con un misil en el barrio de Obolón.

"A las 07:40 hora local se encontraron los cuerpos de dos personas muertas en un bloque de apartamentos de nueve pisos en Obolonski. Tres personas fueron hospitalizadas", informaba el servicio estatal de emergencia sobre el primer bombardeo, en el que los sanitarios tuvieron que brindar asistencia médica a otras nueve personas en el lugar y rescataron de entre los escombros a 15.

El segundo ataque quedó grabado por una cámara de seguridad que capturó el instante el que un hombre huía de la explosión tras mirar al cielo y ver el proyectil impactar contra un edificio y un autobús que pasaba vacío por la zona.

Además, en Chernigóv, al norte de Kiev, se ha hallado un enorme proyectil sin explotar dentro de otro apartamento. Las autoridades ucranianas han accedido al interior mediante una grúa para trasportar el proyectil hasta un camión.

En Jarkóv, la segunda ciudad más importante del país, un misil ha derribado un edificio de cuatro plantas, dejando un número aún desconocido de víctimas, según han informado los servicios de emergencia.

Por su parte, el gobernador de Rivne, Vitaliy Koval, ha informado de un ataque aéreo contra la torre de televisión de la región, que se encuentra al norte de Ucrania. Al menos nueve personas han muerto y otras nueve han resultado heridas.

Entretanto, el presidente Zelenski ha informado de nuevas rutas para evacuar civiles tras confirmar el funcionamiento de 10 corredores humanitarios desde que comenzó el conflicto. Según ha indicado, este lunes se mantendrán activos: "Unas 5.550 personas se salvaron durante el día de ayer y ya más de 130.000 en los últimos seis días", ha subrayado. En esta línea, la viceprimera ministra de Ucrania, Irina Vereshchuk, ha destacado que las autoridades "intentarán una vez más desbloquear finalmente el movimiento de un convoy humanitario con comida y medicinas entre Berdiansk y Mariúpol".

No obstante, aún son millones los civiles que continúan viviendo bajo la amenaza de las bombas. Rusia ha endurecido su ofensiva tras 19 días en los que ha encontrado más resistencia de la esperada, y ahora ataca ya a zonas que aún se mantenían intactas. Este domingo, las tropas del kremlin lanzaron más de 30 misiles misiles a una instalación militar a tan solo 25 kilómetros de la frontera con Polonia. En el ataque murieron al menos 35 personas y otras 134 tuvieron que ser atendidas en el hospital. Hasta el momento, el ejército de Putin habían centrado sus esfuerzos en el sureste del país y los alrededores de Kiev, por lo que el último ataque siembra un nuevo horizonte en la amenaza a occidente.

Asimismo, la ofensiva se recrudece en la costa ucraniana. Al menos nueve personas murieron ayer en un ataque a la ciudad de Mikolaiv, entre la ciudad sitiada de Jersón y Odesa. Su situación, entre la base rusa de Crimea y la región separatista prorrusa moldava de Transnistria, la colocan en pleno frente de combate.

En Mariúpol los muertos se cuentan por miles. Los ataques indiscriminados sobre edificios civiles, hospitales, escuelas o templos han acabado ya con la vida de más de 2.500 personas, según los cálculos del Gobierno de Zelenski. Tan solo se ha podido evacuar a 10.000 de sus más de 450.000 habitantes por el duro asedio, y la ayuda humanitaria está bloqueada.

La icónica ciudad de Odesa, símbolo para la historia soviética, es la resistencia en el sur. Según ha informado el Servicio de Seguridad de Ucrania, unos 600 marineros rusos se habrían negado este domingo a desembarcar para combatir en la región tras las órdenes del Kremlin: "Cerca de Odesa unos 600 marineros se han rebelado y se han negado a desembarcar porque comprendieron lo que estaba pasando". Así, Ucrania insiste en que "el ejército de ocupación está desmoralizado y reprimido".

Fortificada desde hace días, Odesa espera la llegada del ejército ruso entre barricadas de arena y barreras de hierro antitanques. Los civiles se preparan creando cócteles molotov y haciéndose sus propios trajes de camuflaje para defender la ciudad más importante para la moral rusa y la tercera más grande del país, después de Kiev y Járkov.

Este lunes, Rusia y Ucrania se han reunido para tratar de negociar el alto al fuego y se han emplazado a seguir haciéndolo mañana. Según había informado Mykhailo Podoliak, asesor del jefe de la oficina presidencial de Ucrania, el Gobierno ucraniano se ha presentado con la petición de la retirada de todas la tropas rusas, después de que la última reunión fracasara en estos objetivos: "Las posiciones de la delegación ucraniana antes de la cuarta ronda de negociaciones con representantes rusos el lunes permanecen sin cambios, y Kiev exigirá sobre todo un alto el fuego y la retirada de todas las fuerzas rusas del territorio ucraniano", ha asegurado Podoliak. El diplomático ha informado en su cuenta de Twitter que ambas delegaciones se han emplazado a una nueva reunión este martes con el propósito de fijar objetivos individuales.

ACNUR ya cifra en 2,8 millones los ucranianos que han huido de su país a consecuencia de la invasión rusa. Más de la mitad de este éxodo ha llegado a la vecina Polonia, que acoge a 1,6 millones de refugiados ucranianos, mientras que 246.000 se encuentran en Hungría, 195.000 en Eslovaquia, 105.000 en Rusia, 104.000 en Moldavia, 84.000 en Rumanía y unos 900 en Bielorrusia. Otros 300.000 refugiados ucranianos habrían buscado acogida en otros países europeos que no son frontera ucraniana

Estas cifras constatan que el éxodo de refugiados ucranianos en 19 días de guerra es el más numeroso que se vive en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, superando incluso los 2,4 millones de refugiados que causaron todas las guerras en la antigua Yugoslavia durante los años 90.