Desde esta semana los ciudadanos de Bulgaria y Rumanía ya pueden trabajar en todos los países de la Unión Europea. Algunos gobiernos, como el británico, temen que se produzca una oleada de recién llegados. Por eso han anunciado medidas para limitar los beneficios sociales a estos ciudadanos. Unos tres millones de búlgaros y rumanos viven en otros países miembros de la Unión.