El Gobierno de Reino Unido ha confirmado este martes 627 nuevos fallecidos por la pandemia de coronavirus, lo que eleva a 32.692 un balance provisional de víctimas que podría ser inferior al real, habida cuenta de que las estadísticas oficiales dan cuenta de unas 50.000 muertes adicionales desde mediados de marzo.

El Ministerio de Sanidad británico ha actualizado este martes su balance oficial, en el que se recogen un total de 226.463 positivos. Las autoridades han incluido 3.403 casos más en las últimas 24 horas.

El Gobierno de Boris Johnson ha revisado la elaboración de este recuento a medida que han pasado las semanas, de tal forma que el balance de muertos incluye no solo a los fallecidos en hospitales, sino también a quienes perdieron la vida en domicilios o residencias de ancianos.

El 1 de mayo, la cifra oficial de víctimas rondaba las 28.000, pero el instituto oficial de estadística (ONS) tenía registrados esa fecha unos 36.000 certificados de defunción en los que se mencionaba la COVID-19. El dato sería incluso mayor, ya que entre mediados de marzo y principios de mayo, se registraron unas 50.000 muertes por encima de la media, informa la BBC.

El ministro de Sanidad de Reino Unido, Matt Hancock, ha admitido en una entrevista a la cadena ITV que el distanciamiento social será la norma durante los próximos meses, también en verano. Así, ve "probable" que los británicos no puedan disfrutar de vacaciones al uso este verano, al menos no de unas "fastuosas vacaciones internacionales".

Medidas de desescalada

A pesar del último incremento en la mortalidad, el Ejecutivo mantiene su recomendación de que los empleados que no puedan trabajar desde casa comiencen a "hablar" desde mañana con sus empresas para organizar la vuelta al trabajo. Desde este miércoles, además, estará permitido hacer ejercicio sin limitaciones de tiempo y los ciudadanos se podrán reunir con una persona que no viva en su mismo domicilio siempre que se guarde una distancia de seguridad de dos metros entre ellos.

En la práctica, la hoja de ruta que anunció el domingo el primer ministro, Boris Johnson, tan solo se cumplirá en Inglaterra, ya que los gobiernos autónomos de Esocica, Gales e Irlanda del Norte consideran prematura la desescalada y han utilizado por primera vez en esta crisis sus competencias para distanciarse del Ejecutivo central.

La ministra principal de Irlanda del Norte, Arlene Foster, fue la última en presentar hoy su propio plan para rebajar las medidas en la región autónoma. "Este no es el momento para levantar restricciones", afirmó la líder del Partido Unionista Democrático norirlandés (DUP). "Si las restricciones se retiran demasiado pronto, o de un modo que no podamos controlar, vamos a ver resultados negativos en los próximos días o semanas", sostuvo.

Edimburgo, Cardiff y Belfast se han negado también a abandonar el eslogan "Stay at Home" ("Quédese en casa", en inglés), que el Ejecutivo central ha modificado por "Stay alert" ("Manténgase alerta").