Sabemos que no deberíamos, pero seguimos tirando las toallitas por el inodoro, un gesto que puede crear un verdadero monstruo de las cloacas. Se han registrado algunos tan grandes como autobuses. Una masa de residuos que puede alcanzar mares y ríos y contaminarlos con microplásticos.
Este lunes, el Reino Unido ha introducido una ley pionera: prohibir la venta de toallitas que contengan plástico. Representan alrededor del 90% de todas las toallitas que se venden. Los compuestos plásticos más habituales son polipropileno, polietileno y poliéster.
Antonio Amarillo, biólogo y portavoz de Ecologistas en Acción, advierte que estos componentes acaban fragmentándose y alojándose en nuestros alimentos básicos o incluso acumulándose en los tejidos.
Para entender la dimensión del problema basta con fijarse en las cifras de consumo de toallitas. En Reino Unido, una persona utiliza de media 38.000 toallitas en toda su vida y, en solo un año, toda la población del país puede gastar 10.800 millones de toallitas.
En España, los grupos ecologistas consideran que bastaría con unas medidas intermedias que generasen más conciencia ciudadana. "Se pueden hacer campañas preventivas en incluso, de alguna forma obligar a que las empresas que venden este tipo de productos no pongan en el etiquetado que son biodegradables y se pueden eliminar", como explica Antonio Amarillo.
Las toallitas son el residuo más presente en los ríos por encima de colillas y bolsas de plástico.