Un reactor de la central nuclear de Takahama, en el sur de Japón, ha interrumpido este lunes automáticamente su actividad tras la activación de una alerta por posibles anomalías, han informado las empresas responsables de estas instalaciones.
En concreto, el reactor número 4 que tiene esta planta de Kansai Electric Power, se ha desactivado en torno a las 15:20 (hora local) por un descenso drástico en la cantidad de neutrones, sin que por el momento haya constancia de otros problemas en zonas aledañas, según la agencia de noticias Kiodo.
Según han anunciado, el reactor se encuentra estable tras detectarse una rápida disminución de neutrones, un indicio de posible fisión del núcleo. El proceso de desactivado y enfriamiento del combustible nuclear se han llevado a cabo sin problemas, y tampoco se han detectado irregularidades en los niveles de radiación en las instalaciones atómicas, según han señalado las autoridades de Fukui en rueda de prensa.
El Gobierno de esta prefectura nipona también ha asegurado que no se han registrado anomalías en la temperatura y en la presión del reactor, y añadió que el incidente de hoy no afectará al suministro eléctrico en la zona. Kansai Electric Power y el regulador nuclear japonés están investigando las causas del incidente, que por el momento se desconocen.
El reactor 4 de Takahama se puso en funcionamiento en noviembre de 2022 y desde diciembre operaba comercialmente. Los detectores de neutrones que desencadenaron la desactivación del reactor hoy habían sido calibrados el pasado día 26 para comprobar que funcionaban de forma precisa, según las autoridades locales.
La energía nuclear sigue siendo un elemento clave para Japón, pese a que revisó su estrategia tras el desastre de Fukushima en el año 2011. Las autoridades decidieron entonces pausar su apuesta por la energía atómica, con compromisos específicos para no construir nuevos reactores ni sustituir los que se fuesen quedando obsoletos.
Sin embargo, a finales de 2022, el Gobierno de Japón acordó prorrogar la vida útil de los reactores nucleares más allá del límite actual, que se sitúa en los 60 años, en un contexto de crisis energética global. En el último año fiscal, sólo el 13,4 por ciento de la energía consumida en Japón era propia.