La iglesia de Saint Etienne du Rouvray, cerca de la ciudad normanda de Ruán, ha reabierto sus puertas a los fieles, algo más de dos meses después de que, el pasado 26 de julio, el sacerdote Jacques Hamel fuese degollado por dos yihadistas.
El arzobispo de Ruán, Dominique Lebrun, ha oficiado una misa ante cientos de fieles tras haber pronunciado una oración delante de las puertas del templo.
La ceremonia contó, además, con la noticia de que el papa Francisco ha aceptado acortar los plazos para abrir un proceso de beatificación de Hamel, una rara excepción en el Vaticano, que suele exigir un mínimo de cinco años tras la muerte.
Antes del comienzo de la eucaristía, una procesión marcó el comienzo de la ceremonia para "purificar" la iglesia, profanada en el atentado del 26 de julio, cuando dos individuos armados con cuchillos irrumpieron en el templo mientras se celebraba misa y se encerraron en ella con cinco rehenes: el cura, dos monjas y dos fieles.
"Lo que les digo a los fieles que tienen miedo, me lo digo yo a mí mismo. Tengamos el coraje de tener miedo. Mis fieles tienen miedo psicológicamente, pero en sus corazones y en sus almas ahora son más fuertes, más firmes", dijo el arzobispo antes de comenzar la ceremonia.