China ha dado un golpe en la mesa y ha vuelto a las medidas más restrictivas para frenar el coronavirus ante el aumento de los rebrotes, como el confinamiento de millones de personas o la decisión de vallar edificios enteros. En el vídeo, puedes ver cómo incluso arrastran a los presuntos infectados.

Daniel López Acuña, exdirectivo de la OMS, señala que "los rebrotes han ocurrido porque la situación epidemiológica es distinta". "Se trata de una nueva variante en una población relativamente virgen al virus", ha apuntado el experto al respecto.

En ciudades como Shanghái, llevan confinados un mes, y es ahora cuando, según dicen, empiezan a controlar los brotes. Mientras, en Pekín las restricciones aumentan cada día. En este sentido, López Acuña defiende que "es inevitable y necesario establecer confinamientos".

En esta ocasión, sí hemos visto una contestación social a la estrategia puesta en marcha por China frente al COVID-19, como vecinos de Shanghái que han protestado desde sus casas con cacerolas por el encierro. "La gente protesta y hay contestación al liderazgo chino. Esto no lo va a consentir el Partido Comunista", afirma Javier Gil, profesor de Relaciones Internacionales de Universidad Pontificia de Comillas.

El virus ya descontrolado deja consecuencias económicas dentro del país: esta semana por el Día del Trabajo han tenido cinco días festivos. Además, se esperaban 100 millones de desplazamientos, lo que supone un 62% menos que en 2021. Y a esto se une el impacto en la economía exterior por el bloqueo de puertos como el de Shanghái.

La política tampoco se libra de este momento crítico que vive el país: "China, que en sus dos grandes ciudades lucha contra el virus, proyecta una imagen de debilidad como país", expresa el profesor de Relaciones Internacionales de Universidad Pontificia de Comillas. Todo esto en un momento en el que, además, su presidente, Xi Jinping, quiere mantenerse como líder del Partido Comunista.