A medida que Israel expande el terror y la muerte en la Franja de Gaza, la tensión en Oriente Medio abre cada vez más frentes. "Ha sido una reacción en cadena", señala el profesor de Relaciones Internacionales David Hernández. "Lo que ha ocurrido con la guerra en Gaza es que ha reactivado no solo un conflicto tan histórico como es el conflicto palestino-israelí, sino otros conflictos en la región que parecían paralizados", explica.

Así, a la guerra en Gaza y los ataques en Cisjordania se suma el intercambio de misiles entre Hizbulá e Israel en el sur del Líbano, un conflicto que se extiende con los ataques de grupos proiraníes a bases estadounidenses en Siria e Irak. Entretanto, los hutíes de Yemen siembran el caos en el mar Rojo.

"El gran proyecto de globalización que arranca después de la Guerra Fría, ahora se ha agotado", resume Francisco Veiga, catedrático de Historia Contemporánea. "A partir de 2020, hay conflicto tras conflicto que hasta ese momento estaban congelados y ahora de repente se están desarrollando todos uno detrás de otro", explica.

Irán ha protagonizado también un intercambio de misiles con Pakistán por los grupos terroristas que operan en la frontera, otra forma que tiene Teherán de mostrar su fuerza en la región, ahora mismo incendiada. "En Israel hay muchos nervios, porque saben que ahora tienen enfrente un enemigo que puede hacerles bastante daño, que es Irán. Si Irán se lía la manta a la cabeza, Israel podría salir dañado", apunta Veiga.

"Estamos en una etapa de esta escalada de conflicto en Oriente Medio en la que las partes involucradas no están dispuestas a renunciar a sus objetivos más maximalistas", advierte por su parte Hernández. Una situación que limita aún más la aparición de posibles mediadores que pudieran contribuir a poner fin a la escalada.