Ondeando con orgullo la bandera confederada que ensalza la supremacía blanca se presenta el movimiento racista en el que se mezclan radicales de extrema derecha e inspiración nazi, grupos vinculados al Ku Klux Klan y otros nacionalistas blancos.

Esta bandera es símbolo del esclavismo para muchos, pero motivo de superioridad del hombre blanco sobre el hombre negro para otros. Sus violentos seguidores no esconden sus simpatías por el régimen nazi.

Los supremacistas blancos apoyaron a Trump durante la campaña presidencial, pero ahora el presidente evita responder cuando le preguntan si está de acuerdo con que ese apoyo.

El lema de la última marcha fue "Unir a la derecha", y miles de personas se sumaron a la protesta impulsadas por la estela del llamado 'movimiento alt right', una corriente de la derecha antiestablishment que rechaza las ideas de los conservadores que creen que se han plegado a planteamientos progresistas.

Pero el origen de estas protestas está en la retirada de la estatua del general confederado Robert Lee, inspirador de estos grupúsculos por sus ideas racistas durante la guerra de secesión y su anhelo de una nación blanca.

El pasado viernes comenzaron los primeros altercados en Charlotesville antorchas en mano, pero la imagen no es nueva allí ni tampoco en otros Estados del Sur. Un incidente similar al que ocurrió hace unos meses en Nueva Orleans.

La violencia y los disturbios siguen instalados en las calles de aquellas ciudades que quieren borrar de sus parques y plazas cualquier rastro de racismo.