Uno de los muchos momentos polémicos de Donald Trump durante su campaña electoral se produjo durante un mitin en el que un hombre portaba una camiseta con el eslogan "el Ku Klux Klan apoya a Donald Trump". El presidente electo ni le miró, pero razones no le faltaban.

El periódico de esta organización xenófoba ya le ha dedicado una portada a Trump en la que se puede leer el lema "hagamos América grande de nuevo", y es que el discurso del nuevo presidente parece haber despertado los fantasmas de este macabro movimiento.

"Donald Trump no ha querido ser identificado con el Ku Klux Klan pero sí que es cierto que su mensaje antiimigración es compartido con esta institución", explica Julio Cañero, director del Instituo Franklin de la Universidad de Alcalá.

150 años han pasado desde las imágenes en las que se veía a miles de 'fantasmas blancos' manifestándose o portando antorchas, en lo que significaba una declaración de guerra de un grupo que contaba con cuatro millones de personas. "Es una institución racista, supremacista y que quiere que todas las instituciones del Estado estén manejadas por gente blanca", afirma Cañero.

Ahora quedan muy pocos, menos de 5.000, aunque con el resultado de las últimas elecciones están empeñados en resurgir de nuevo. Aunque el grupo haya mermado, el racismo continúa latente en Estados Unidos como una mancha tenue, pero imborrable.