Las crecientes tensiones en el mar Rojo, en el marco de la Guerra entre Israel y Hamás que ha asolado gran parte de Gaza y que ha posicionado a numerosos países de occidente y oriente, han puesto el foco en un nuevo actor que está extendiendo sobremanera el conflicto en Oriente Próximo: los hutíes. Su presencia en este choque se ha ido ampliando desde que, en el mes de octubre, este grupo -respaldado entre otros por Irán- empezara a llevar a cabo acciones hostiles contra buques mercantes en el mar Rojo, por donde pasa un 15% del tráfico marítimo mundial, como respuesta a la constante ofensiva israelí en el territorio palestino.

Acciones que han derivado, también a modo de respuesta, en los ataques perpetrados en las últimas horas por Estados Unidos y Reino Unido contra zonas de Yemen controladas por los hutíes, y que podrían seguir dándose en caso de que continúen registrándose los ataques contra embarcaciones, tal y como ha advertido recientemente Washington. Pero ¿quiénes son los hutíes? ¿Con qué propósito nació este grupo y cuál es su papel y su objetivo en esta cuestión? El movimiento nace a mediados de los 90 en el norte de Yemen como representación del zaidismo, una escisión del islam chiita, para combatir al gobierno yemení del entonces presidente Alí Abdalá Salé.

El empobrecimiento de la población y las crecientes tensiones territoriales en la zona llevaron a que las fricciones aumentaran con el gobierno, a quien acusaban además de corrupción y de recibir el respaldo de Estados Unidos y Arabia Saudí. Los hutíes comenzaron a alzarse en armas, produciéndose así numerosos enfrentamientos contra la cúpula del país, cuyo ejército acabó por asesinar al que fuera fundador y líder del grupo -tal y como es conocido ahora-, Hussein Badreddin al-Houthi. Desde entonces (2004), Abdul-Malik al-Houthi, su hermano, tomó las riendas de un grupo que comenzó a ganar presencia en Yemen.

Los hutíes jugaron un papel clave en la revolución yemení de 2011, reforzando su organización y sus acciones hasta que, en 2015, tomaron temporalmente el control del gobierno central, lo que llevó asimismo, en los años posteriores, a un choque directo con las facciones suníes -grupo musulmán mayoritario en la comunidad islámica mundial- radicales, con Arabia Saudí y con occidente. Este continuado conflicto ha provocado que, a día de hoy, Yemen sufra una de las crisis humanitarias más dramáticas del mundo, y sin visos de que la situación mejore en un territorio castigado por el hambre y el horror.

Los hutíes en el 'Eje de Resistencia'

En la actualidad, los hutíes controlan zonas de Yemen y forman parte de lo que se ha llamado el 'Eje de Resistencia', una alianza antisionista y antioccidental de milicias regionales (Hamás, Hezbolá y hutíes) respaldada por Irán. Bajo el lema “Muerte a América, Muerte a Israel, maldición a los judíos y victoria al islam", han protagonizado los recientes ataques a las rutas marítimas en el mar Rojo como gesto de apoyo a los palestinos y a Hamás, el grupo islamista que controla Gaza, en su guerra contra Israel. Estos ataques han interrumpido el comercio internacional, obligando a los países a tomar una ruta mucho más extensa, alrededor de Sudáfrica, para evitar los ataques.

Ello ha provocado un aumento de los costes y tiempos para el comercio, lo que ha avivado los temores de que pueda desencadenarse un nuevo episodio de inflación global. "Esos ataques han puesto en peligro a personal militar estadounidense, marinos civiles y nuestros socios, han amenazado el comercio y la libertad de navegación", ha denunciado el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, razón por la que en las últimas horas ha lanzado un ataque combinado con Reino Unido contra las posiciones hutíes en Yemen. Una ofensiva que, por otro lado, ha provocado cierto temor a la reacción de Irán.

Qué está sucediendo en el mar Rojo

La zona atacada tiene una gran importancia estratégica por servir como enlace entre el océano Índico y el mar Mediterráneo a través del mar Rojo y el canal de Suez. La relevancia del estrecho es especialmente acentuada en la actualidad, dado que la mayoría de las exportaciones de petróleo y gas natural desde el golfo Pérsico pasan por Bab el Mandeb y el estrecho de Ormuz. La situación económica internacional derivada de los impactos de la pandemia de coronavirus y la invasión rusa de Ucrania depende en gran parte de la estabilidad del mercado energético, lo que provoca que la estabilidad en estos 'chokepoints' tenga una importancia especial.

Esta importancia se ha visto reflejada en las reiteradas condenas emitidas por Naciones Unidas, la Unión Europea (UE) y países como Estados Unidos por la amenaza que suponen los hutíes para la libertad de navegación, que ha llevado a Washington a plantear la posibilidad de crear una fuerza marítima multinacional para garantizar la seguridad en esta zona del mundo. Sin embargo, las declaraciones de Estados Unidos se han encontrado rápidamente con una respuesta frontal desde Irán, que ha advertido ya de que esta fuerza multinacional, de formarse, haría frente a "enormes problemas". Teherán ha defendido en múltiples ocasiones la necesidad de que sean los países de la región los encargados de los asuntos en Oriente Próximo y ha pedido la salida de las tropas estadounidenses de la región.

En esta línea, si bien se sabe que los hutíes han establecido lazos con Irán, no está claro hasta qué punto tiene fuerza esa relación. La coalición liderada por Arabia Saudita ha acusado en varias ocasiones a Irán de armar y entrenar a los hutíes, una acusación que ambos niegan. Del mismo modo, la coalición también ha denunciado que Hizbulá, respaldado por Irán en Líbano, está ayudando a los hutíes, otra acusación que este último rechaza. Los hutíes niegan ser títeres de Irán y aún insisten en que están luchando contra un sistema corrupto.